Guillermo
Barros Schelotto
Guillermo
Barros Schelotto.- Un ganador, sin lugar a dudas. Ganó la Centenario con
Gimnasia, ídolo y máximo ganador de títulos con Boca y se quedó con el Oro en
los Panamericanos de 1995, con la Selección. Figura del fútbol argentino desde
que debutó en 1991 con el “lobo”. Hoy en el Columbus de la MLS, también es
figura y capitán.
Guillermo
Barros Schelotto nació el 4 de Mayo de 1973, en La Plata, Buenos Aires,
Argentina. Sus inicios futbolísticos esta en el Club Gimnasia y Esgrima, donde
comenzó a jugar en las divisiones menores con su mellizo Gustavo.
Después de
las infantiles y juveniles, debutó en la primera división del lobo el 6 de
Octubre de 1991, en el partido que le ganaron por 3 a 2 a Independiente de
Avellaneda. Marcó una época en el club platense donde terminó convirtiéndose en
el máximo ídolo de la historia del club.
En sus seis
temporadas con la camiseta “tripera”, el mellizo se consagró campeón de la Copa
Centenario en 1993, cuando le ganó la final a River en el estadio del Bosque.
Además estuvo en los subcampeonatos del Torneo Clausura de 1995 y 1996.
A mediados
de 1997 se rumoreó la posibilidad que junto a su hermano fueran incorporados
por el Club Atlético River Plate, algo que nunca sucedió. Un año después –en
1998- Guillermo y Gustavo Barros Schelotto se incorporaron al Club Atlético
Boca Juniors, cuando también arribó al club de La Ribera el ex Estudiantes
Martín Palermo. Los tres llegaron por expreso pedido de Diego Armando Maradona.
Los primeros
juegos el mellizo los vivió desde la banca, ya que se encontraba como titular
Claudio Caniggia. De a poco se fue ganando un lugar con el dorsal 23, incluso
desde que debutó ante Newell’s en la segunda etapa con un gol.
Con la llegada de Carlos Bianchi a la dirección técnica de Boca, Guillermo se hizo dueño de la playera número 7, la cual dejaría en el momento de abandonar la institución. En ese momento formó la mejor dupla de atacantes del fútbol argentino junto a Martín Palermo, enemigo futbolístico en la ciudad natal de ambos.
Luego de
varias vueltas olímpicas y momentos de gloria, el DT dejó el cargo en 2004
–antes lo había hecho en 2001-, nunca más tuvo el lugar de privilegio que se
ganó a fuerza de grandes actuaciones. Los técnicos que vinieron después, como
Basile, Benítez y La Volpe, nunca lo tuvieron en cuenta como lo había echo el
“Virrey”.
En sus diez
años en Boca Juniors, se consagró campeón del Torneo Apertura de 1998, 2000,
2003 y 2005; y del Torneo Clausura de 1999 y 2006. A nivel internaciones se
alzó con la Copa Libertadores en 2000, 2001, 2003 y 2007; la Copa Sudamericana
de 2004 y 2005; la Recopa Sudamericana de 2005 y 2006; y la Copa
Intercontinental de 2000 y 2003.
Al no ser
tenido en cuenta y él sentirse un jugador en buen nivel con muchas ganas de
seguir, decidió abandonar Boca y embarcarse hacia los Estados Unidos.
Partidos:300(1997-2007)
Goles:86
Titulos:16
Juan Roman
Riquelme
Su nombre
completo es Juan Roman Riquelme, nació el 24 de junio del año 1978, en un
humilde barrio de San Fernando, Buenos Aires, Argentina. Su carrera
futbolística comienza en las divisiones inferiores del club Argentinos Juniors
en donde jugó por varios años. En el año 1996 Riquelme es comprado por el
equipo Boca Juniors, debutando en primera división ese mismo año, el día 11 de
noviembre en el partido Boca Juniors - Unión de Santa Fe. Fue Boca Juniors el
equipo que lo tuvo como protagonista durante estos años, en los que logró tres
veces el campeonato argentino, ser campeón de la Copa Libertadores de América
en dos oportunidades, y campeón de la Copa Intercontinental de fútbol, en el
año 2000. Es en el año 2002, cuando por inconvenientes con la dirigencia del
club Boca Juniors y problemas familiares, Riquelme es transferido al Barcelona.
En cuanto a su actuación en la Selección Nacional de futbol de la Argentina,
Juan Román Riquelme ha participado en 36 oportunidades, debutando en el año
1997 (el día 16 de noviembre) en el partido que finalizó con un empate 1 a 1
entre Argentina y Colombia. Es en el año 1997 también el año en que Riquelme logra
el campeonato mundial de fútbol juvenil de Malasia. Recientemente, el día 13 de
septiembre del año 2006, Riquelme ha anunciado su renuncia a la selección
nacional de fútbol argentina, debido a la complicada situación de salud de su
madre. Finalmente vuelve a la seleccion, para luego renunciar por diferencias
con maradona. actualmente esta en boca juniors, el club de sus amores.
Martin
Palermo
Boca le ganó
la pulseada a River y se quedó con Martín...
El 14 de
septiembre de 1997, debutó en la victoria por 2 a 1 ante Newéll´s.
Comenzó con
más dudas que certezas, pero se terminó afianzando y convirtiéndose en ídolo
xeneize. Allí fue bicampeón local, campeón de la Copa Libertadores y del Mundo,
marcando los dos goles decisivos para quedarse con la Intercontinental.
Martín no
entró a Boca con el pie derecho. Su pase tardó más de un mes en concretarse.
Estudiantes
no quería desprenderse de él, pero finalmente lo hizo por la suma de 4 millones
de dólares. En junio de 1997 dejó el club de sus amores para viajar al equipo
más grande de Argentina. Boca lo esperaba en medio de una crisis que se
reflejaba en los cinco años sin ganar un campeonato. Tardó en adaptarse y los
medios de difusión nacionales empezaron a poner en duda su juego. Todo parecía
indicar que iba a terminar como otros tantos delanteros que pasan por Boca sin
pena ni gloria. Le criticaban que sólo sabía cabecear.
Su primer
gol con la camiseta de Boca fue el 30 de septiembre de 1997 en la séptima fecha
del torneo Apertura, el rival era Independiente y el arquero Farid Mondragón. A
partir de ese momento Palermo iba a demostrar que no estaba dispuesto a pasar
desapercibido en Boca, la hinchada dudaba de la capacidad de él y era criticado
por sus actuaciones, porque no cumplía -según ellos- con la función que tenía,
la de hacer goles.
En la décima
fecha del torneo Apertura 97, Boca tenía que enfrentar a su archirrival. El
partido contra River era una prueba de fuego para Martín y, como siempre,
respondió con lo que mejor sabe hacer, goles. River se puso en ventaja con gol
de Berti. En el segundo tiempo el “Huevo” Toresani empató el partido. A los 22
minutos Martín consiguió el triunfo. En un corner para Boca, se produjeron
muchos forcejeos en el área y en ese instante, Palermo se elevó más alto que
todos los demás y con un cabezazo de pique al suelo decretó el gol. Se sacó la
camiseta y bajo la lluvia festejó con todos los hinchas, quizás con un poco de
bronca acumulada porque las cosas, hasta ese momento, no le habían salido como
él esperaba.
En su tiempo
jugando para Boca, se puede decir que Martín ya tiene de “hijo” a River. Pero
ésta paternidad tiene su historia. Jugando para Estudiantes ya le hizo varios
goles.
Por contar
algunos ejemplo de lo que se está afirmando podemos recordar un partido en
particular, jugado por una de las tantas copas de verano, dónde Palermo se
despachó con tres goles para la holgada victoria de Boca por 3-0 contra su
archirrival. El primero a los 15 minutos de la etapa inicial. Luego de un tiro
libre que ejecutó Riquelme desde la izquierda, Palermo entró por la derecha,
paró la pelota con el pecho y con un zurdazo certero venció a Burgos, al cuál
la pelota le pasó por entre las piernas, en el segundo tiempo, a los 6 minutos,
Palermo recibió otra pelota de Riquelme y ésta vez desde afuera del área
despidió un zurdazo ante la salida desesperada de Burgos. A los 27 minutos Palermo
le puso el moño a una actuación fantástica. Sobre la izquierda, lejos del arco,
tras un saque de Burgos que no pudo dominar Hernán Díaz, el delantero tomó la
pelota, vio al arquero adelantado, patió un zurdazo desde 35 metros
aproximadamente que fue camino hacia la red ante el regreso desesperado del
guardametas.
El 24 de
mayo del 2000 quedará guardado en la memoria y en el corazón de todos los
hinchas Xeneizes, como uno de los días más gloriosos en la historia del club y
particularmente como el día de: Martín Palermo. Se jugaba la revancha de los
cuartos de final de la Copa Libertadores ante River. Boca debía ganar por dos o
más goles de ventaja para pasar automáticamente a las semifinales de la Copa
(en el encuentro de ida había caído 2 a 1, en el Monumental). Cuando el reloj
marcaba 77’ ingresó al campo de juego Martín Palermo, luego de 6 meses de
inactividad por la rotura de ligamentos cruzado. En ese momento la Bombonera
explotó, menos el sector visitante, que se quedó mudo del miedo que le agarró.
La noche no podía ser más perfecta: apenas ingresó, Riquelme (de penal) puso el
partido 2 a 0. Pero eso no era nada a comparación de lo que faltaba venir. A
siete minutos del final del encuentro, Palermo recibió la pelota dentro del
área rival, giró muy lentamente, ante la mirada atenta de los defensores
millonarios, le pegó al balón y lo colocó junto al palo derecho del arquero
Bonano y GOOOOL, 3 a 0 ¡¡¡y a festejar!!! Palermo lloraba de la alegría, la 12
gritaba como nunca y no era para menos, Boca pasaba a la semifinal de la Copa
Libertadores de América y dejaba afuera a River, su eterno rival. Si para ese
entonces, Palermo ya era muy querido por todos los boquenses, esa noche, sin
lugar a dudas, se metió definitivamente en el corazón de la Mitad Más Uno.
Gimnasia y
Boca se enfrentaron en la fecha decimosexta del torneo Apertura 97. Los dos
equipos peleaban, junto a River el campeonato; el que perdía se olvidaba.
Además de éstos factores que influían en el partido, se agregaba uno más: era
el primer partido de Martín Palermo contra Gimnasia jugando para Boca. Es de
público conocimiento que Palermo es hincha fanático de Estudiantes, por lo que
la hinchada de Gimnasia lo recibió muy mal. Para exteriorizar aún más su
fanatismo, ese día tenía puesto unos botines rojos con vivos blancos. El
partido era muy trabado y sin goles, parecía que el mayor favorecido era River,
ya que sacaba dos puntos de diferencias a su inmediato perseguidor Boca, pero
todavía quedaban algunos minutos y Martín los sabe aprovechar, luego de un
centro desde la derecha y con la tribuna de Gimnasia detrás, Palermo se elevó y
con un cabezazo cruzado estableció el 1-0 definitivo. Pero no termina ahí, más
allá de lo que el gol significaba para Boca, porque seguía en la lucha por el
campeonato, Palermo lo festejó con alma y vida por su pasado Pincha, salió
desaforado gritando el gol frente a toda la hinchada gimnasista, se dirigió al
banco de suplentes de Gimnasia y le dió la mano a Grigoul en un gesto de
grandeza, después frente a la platea techada de Gimnasia se besó los botines
albirrojos, lo que provocó la ira de los hinchas locales. El 7 de diciembre de
1997 no fue un día más en la vida de Martín, la gente de Estudiantes no se
olvida de ese gesto, porque el corazón de Palermo es rojo y blanco. Palermo se
enfrentaba por segunda vez a su rival particular, esta vez fue nuevamente el
jugador imprescindible para poder ganar. Boca ganaba 1-0 con gol de Fabbri. El
“Pampa” Sosa se encargó de empatar el partido, todavía en el primer tiempo, en
la etapa final, Palermo se enchufó e hizo dos goles, en el primero recogió un
rebote dentro del arco y de zurda venció al arquero del “Lobo”, Enzo Noce, el
segundo fue un gol típico de él: luego de un centro desde la derecha se elevó y
con un gran cabezazo introdujo la pelota en el centro del arco, para sorpresa
de todos y para que dejen de criticarlo por sus festejos excéntricos, sólo
gritó los goles, aunque en uno hizo como si se hubiese desmayado, de esa manera
Palermo hizo los dos goles para sentenciar la victoria de Boca contra Gimnasia
y él en particular con la hinchada tripera que lo había insultado todo el
tiempo.
Con el pasar
de los partidos y a fuerza de goles se fue ganando la confianza del técnico y
de los hinchas, en su primera temporada con la camiseta de Boca convirtió 8
goles. En el segundo torneo con Boca, Palermo se afianzó junto con su ex-rival
Guillermo Barros Schelotto y formaron una dupla temible, quizás la mejor de
toda Argentina, convirtió doce goles, pero no fue el máximo artillero del campeonato,
Boca no consiguió ganar el título y el técnico Héctor Veira tuvo que dejar su
cargo. Llegó Carlos Bianchi (goleador de Vélez en la época del '70) y Palermo
aprendió mucho y el nuevo DT le dió toda su confianza y él respondió con lo que
mejor sabe hacer: goles.
En su primer
torneo como director técnico de Boca, Carlos Bianchi consiguió el tan ansiado
título que hacía ya seis años que los hinchas xeneizes lo estaban buscando.
Gran parte de ese campeonato se lo deben a Martín Palermo, que le dió varios
puntos con goles importantísimos en los últimos minutos. Se recuerdan dos
partidos en especial: el gol del triunfo contra Talleres de Córdoba, en tiempo
de descuento (fecha 15º) y los dos goles ante Rosario Central, específicamente
el segundo de palomita faltando un minuto para la finalización del encuentro
(fecha 16º).
En la fecha
número quince del torneo Apertura 1998. Boca buscaba el tan ansiado campeonato.
El rival de turno era Talleres. En una tarde lluviosa, el partido comenzó con
un gran gol de Guillermo Barros Schelloto, el equipo cordobés empató el
partido. De ahí en más se dedicó a defenderse y Boca no encontraba la manera de
romper la valla del arquero Cuenca. El tiempo se acababa y el partido parecía
que iba a terminar con un empate, con sabor a derrota, con jugadores dirigidos
técnicamente por Carlos Bianchi. Pero en los minutos adicionados apareció el
gran goleador, Guillermo robó una pelota y se fue por la derecha, desbordó y
tiró el centro al primer palo. Allí la fue a buscar Palermo y con un toque de
zurda, mandó la pelota dentro del arco. De ahí en más fue un delirio
incontrolable. Martín, en medio de la locura, se dirigió al banco de suplentes
y abrazó a su técnico, de ésta manera, Boca seguía soñando con un campeonato
que con el pasar de las fechas se iba convirtiendo en realidad.
El partido
contra Central en Rosario definía el campeonato, con un triunfo Boca quedaba
muy cerca del campeonato. Pero los locales se pusieron en ventaja con un gol de
Maceratesi. Palermo se hizo presente en el marcador y estableció el empate de
penal en una cancha donde a Boca siempre le fue mal con los tiros desde los
doce pasos. Martín demostró su personalidad, tomó la pelota y con un fuerte
zurdazo al medio del arco puso la transitoria igualdad. Al minuto, Diego Cagna
hizo el segundo gol y colocó a Boca adelante en el marcador. En la parte final
Central llegó nuevamente al empate y parecía que el partido estaba terminado,
aunque en realidad, para Palermo faltaba todavía lo mejor. Serna tiró un centro
del lado izquierdo, casi de la mitad de cancha, era un centro común, esos que
son siempre rechazados por los defensores sin ningún problema, pero Palermo
estaba en el área y eso es peligroso, fue a buscar la pelota y con una hermosa
palomita mandó la pelota a la red, de ahí en más todo fué como siempre.
No sólo
brilló en ese campeonato, sino que también fue el goleador con 20 goles en 19
partidos (en realidad fueron 18 partidos porque hubo uno en el cuál no jugó por
estar suspendido). Esa cantidad de goles todavía no fué superada y por su
destacada labor dentro de la cancha fué nombrado por los periodistas de todo el
continente el Mejor Jugador de América en el año 1998.
Con la
tranquilidad de haber conseguido un campeonato con Boca, el equipo de Carlos
Bianchi encaró el torneo Clausura 1999 con mucha tranquilidad, logró el
bicampeonato jugando de gran manera. Palermo ya se había transformado en una
pieza fundamental e imprescindible para el funcionamiento del equipo. Logró 12
goles, pero no jugó todos los partidos, porque pasó algunas semanas con la
Selección Nacional preparándose, sobre la base de amistosos, para la Copa
América que se iba a realizar en Paraguay.
Se convirtió
en el jugador más importante del país, su corte de pelo era imitado por todos
los chicos y se vendían máscaras con su cara, empezaron a llegar las ofertas de
los clubes más poderosos del mundo, como el Atlético de Madrid, la Lazio o el
Milán.
Durante el
primer semestre del 2004, recuperó la esperanza perdida, hizo 6 goles en 13
partidos. Ganó la Copa Sudamericana con un gol suyo.
A mediados
del 2004 regresó a la Argentina para jugar en Boca Juniors. Pese a una
expulsión en su primer partido volvió a contar con un puesto como titular y a
hacerse presente en las redes rivales. El equipo fracasó en el Apertura pero
obtuvo la Copa Sudamericana gracias a él, que hizo un gol increíble.
El primer
semestre del 2005 no fue positivo para el equipo ni para él, que vió peligrar
su puesto durante la conducción de “El Chino” Benítez, pero con la llegada de
Alfio Basile, “El Loco” volvió a ser inamovible y Boca se quedó con todas las
competencias que disputó en la temporada 2005-2006.
Martín, ni
bien retornó a Boca se quedó al margen de los tres amistosos que disputó el
equipo y afirmó que le gustaría jugar en Japón, en el cuarto compromiso de la
gira, ante el Albirexs Niigata, de ese país.
Martín decía
esto:
"Estoy
ansioso por jugar, tengo ganas de integrarme al equipo cuánto antes y espero
poder hacerlo aunque sea unos minutos en Japón".
Boca disputaba
el cuarto amistoso de su gira, partido en el que el entrenador Miguel Brindisi
tendría pensado incluir a Palermo para que vaya acumulando minutos de fútbol
pensando en el comienzo de la actividad oficial.
Tras ese
encuentro, el plantel viajaba hacia Europa para enfrentar al Manchester United
de Inglaterra, al Urawa Red Diamond de Japón y al PSV Eindhoven de Holanda.
Martín, era
la principal incorporación del equipo dirigido por Brindisi y afrontaba una
larga inactividad tras haberse desvinculado del Alavés, uno de los tres clubes
españoles en los que militó trás marcharse de Boca en diciembre del 2001.
El Boca de
Brindisi disputo tres amistosos en Estados Unidos, todos ante rivales
mexicanos: empató dos veces ante Las Chivas de Guadalajara (perdió tras el
segundo partido en definición por penales) y superó a América por 3 a 1.
El primer
triunfo de la era Brindisi se consumó en el estadio SBC Park de San Francisco a
través de los goles de Rolando Schiavi, de tiro penal y Ariel Carreño en el
primer tiempo y del cordobés Pablo Ledesma.
De ahí en
más lo que todos conocemos, Martín volvió al club del cual nunca se tendría que
haber ido, su gira europea, fué un crecimiento para su carrera y cuando volvió
a Boca no tuvo más que el apoyo de todos y el cariño de toda la gente, porque
Palermo y Boca van de la mano escribiendo una gran historia.
En el torneo
anterior, llegó a su gol número 150 y tras marcar otro tanto ante Estudiantes
superó nada menos que la marca de Maradona, en varios partidos jugó como capitán
y es el encargado de darle goles y alegrías a éste club, actualmente en lo
profesional va por más, es una máquina de hacer goles y de estar ahí donde
tiene que estar. Siempre que Boca lo necesitó el cumplió y eso es impagable por
eso se ganó el corazón, el respeto y la admiración de todos.
Con 33 años,
juega mucho mejor que cualquier juvenil y ya no se dedica sólo a hacer goles,
sino que asiste, define y juega más que como un gran goleador como un gran
jugador, que tiene esa cuota especial la de hacer goles, goles y más goles.
Martín, se
convirtió en uno de los principales goleadores de la historia del club.
En lo que va
del 2007, El Loco sigue haciendo historia y rompiendo récords.
Su primer
gol en el Torneo Clausura lo marcó ante Independiente desde 60 metros (estaba
detrás de la línea de media cancha). Después de éste emocionante golazo, le
marcó 3 goles a Estudiantes y luego 4 a Gimnasia. Esa fué la primera vez qué
Martín hizo 4 goles en un mismo partido.
Carlos
Alberto Tevez
Bostero
hasta la médula, Carlos Tevez cumplió el sueño de jugar y ser campeón con Boca.
Desde sus comienzos, allá en las canchas con poco pasto del Estrella del Uno,
siempre supo que iba a ser futbolista. Rápido, hábil, inteligente y guapo,
rápidamente se ganó el cariño de los hinchas, que lo adoptaron como el nuevo
ídolo. La prensa, incluso, llegó a compararlo con Maradona. Ese es Carlitos, un
chico de barrio y familiero que, pese a la fama, nunca va a cambiar. Seguirá
siendo el mismo pibe que creció en Fuerte Apache.
Carlitos
nació el 5 de febrero de 1984, en Capital Federal. Hijo de Adriana Martínez y
Segundo Raimundo Tevez, de chico supo lo que es tener que ganarse el pan. Su
viejo laburaba de sol a sol para poder llevar comida a la humilde casa de
Fuerte Apache. Allí, en el departamento L en el primer piso de la calle
Barragán 214, en pleno barrio Ejército de Los Andes, empezó a vivir su sueño.
Entonces, Carlitos, mientras pulía sus condiciones innatas en los potreros del
barrio, se juramentó que un día iba a lograr que sus padres y sus hermanitos
(Diego Daniel, Miguel Angel, Ricardo Ariel y Déborah Gisell) no tuvieran que
pasar más por eso. Mientras, su sueño de jugar con la camiseta de sus amores,
iba en aumento. “Yo, con la pelota y en familia, soy feliz. Siempre hay que
valorar lo que uno tiene. Nací en una villa, me crié en una villa y mis raíces
siempre van a estar ahí. Por más que sea famoso nunca voy a agrandarme”,
asegura.
Nace el
futbolista. De pibe ya mostraba las condiciones que más tarde lo destacarían en
Primera y en la Selección. Por eso, Ramón Maddoni, su descubridor, lo quiso
llevar a jugar a Parque, que en aquel entonces pertenecía a Argentinos Juniors.
Ya en All Boys, Maddoni volvió a la carga. Pero a Carlitos no lo seducía ir a
Argentinos. Una tarde, Ramón lo llamó y otra vez le ofreció ir a jugar a
Parque. Y de nuevo escuchó una negativa. “Pero ahora Parque está con Boca”, le
dijo el entrenador. Los ojos negros de Carlos se iluminaron como nunca. No lo
dudó ni un segundo. Dejó todo y se fue a Boca. Así comenzaba una historia de
amor como pocas...
Generalmente,
los sábados no hay mucha gente en Casa Amarilla para ver las Inferiores de
Boca. Pero, poco a poco, se empezó a correr el rumor de que en la categoría 84
había un delantero chiquito y atrevido que hacía maravillas. Entonces, cada vez
que su equipo jugaba de local, la tribuna del predio se completaba con curiosos
que iban a ver a Carlos Tevez. En Novena, Octava y Séptima, se cansó de hacer
goles. Era una atracción. “Ramón me quería llevar a Parque desde un montón de
tiempo antes, incluso en la época en la que estaba en Santa Clara. Pero yo no
quería ir a Argentinos, no me interesaba porque era más o menos lo mismo que
All Boys en cuanto a la infraestructura y a lo que me ofrecían. Pero cuando
Ramón pasó a Boca, me fui con él de una. Jugué algunos campeonatos con la 84 de
Parque, que después se fue entera para Argentinos, y después caí en la
pre-novena de Boca. Para mí, Ramón es como mi segundo papá. Lo que hizo lo
valoro mucho. El es un tipo que no aparece sólo en la buena: cuando yo esté mal
o me pase algo, seguro que va a venir y se va a sentar conmigo para darme una
mano”, afirma Carlitos.
Amor a
primera vista. El romance de Carlos Tevez con el hincha de Boca fue
instantáneo. Se conocieron formalmente el 21 de octubre del 2001, en Córdoba.
Ese día, el equipo de Carlos Bianchi cayó 1-0 ante Talleres. Pero el verdadero
lazo afectivo se empezó a construir al año siguiente de la mano de Oscar
Washington Tabárez. Y con apenas un par de besos, la gente le declaró su amor
incondicional. Y a él, fanático en serio, se le hizo difícil en el arranque de
su carrera separar al profesional del hincha: “Es que yo soy muy hincha de
Boca. Mi papá me llevaba a la cancha en la época de Tabárez, en el 91, y me
sentaba sobre sus hombros. Me acuerdo de que iba a la popular del medio,
enfrente de donde está La 12, y nos poníamos en un costadito, cerca de los
palcos. Ahora cuando salgo a la cancha, siempre miro ese lugarcito y me causa
una gran emoción...", se sincera.
Sin embargo,
su explosión definitiva llegó en el 2003, y otra vez de la mano de Carlos
Bianchi. Allí se convirtió en un delantero temible y letal, capaz de ganar
partidos por sí solo. Llegaron los títulos, la consagración, la fama
definitiva, el acoso de la prensa…
Lamentablemente,
por cosas ajenas a él y a los hinchas de Boca, Carlitos tuvo que dejar el club
en busca de un poco de tranquilidad y paz. Acosado por la prensa de la farándula,
que se cansó de inventarle peleas, romances y todo tipo de cosas, en diciembre
del 2004 se fue al Corinthians de Brasil. Pero el amor es más fuerte. Y Tevez
sabe que volverá a vestirse de azul y oro en algún momento. “Sé que voy a jugar
en Boca otra vez. Quiero mucho al club y a los 26 ó 27 años estaré nuevamente
allí, para disfrutar de mi gente, de mis amigos y de esa maravillosa hinchada”,
dice. Palabra de Carlitos. Palabra de crack
Roberto
Cabañas
Roberto
Cabañas González (nacido el 20 de abril, de 1961 en Pilar, Paraguay) es un ex
jugador de fútbol del Paraguay que se desempeñaba como delantero.
En su
carrera jugó por Cerro Porteño de Paraguay, Brest Armorique FC y el Lyon de
Francia, el New York Cosmos (donde ganó el premio de jugador más valioso de la
North American Soccer League en 1983), América de Cali de Colombia, y Boca
Juniors de Argentina (donde conquisto el Torneo Apertura de 1992 y la Copa
Master de Supercopa). En Argentina, Cabañas se identificó rápidamente con la
afición del Boca Juniors debido a su fuerte temperamento y a ciertos recordados
cruces con jugadores del archirrival boquense River Plate.
Cabañas
también fue parte y jugador clave de la Selección de fútbol de Paraguay en
varias ocasiones e integró la selección en el mundial de 1986 en México.
Idolo
indiscutible del América de Cali, el "Mago de Pilar", como era
conocido, era un jugador temperamental y con una magistral definición con el
balón. Roberto Cabañas inmortalizaba por sus goles de chilena y boleas, una de
sus más recordadas cábalas era el uso de la muñequera blanca que siempre lucía,
fue uno de los jugadores que conformó la época dorada del América de Cali y
convirtió goles en las finales de Copa Libertadores de 1986 ante River Plate y
en la de 1987 frente a Peñarol de Montevideo.
Curiosamente
el mejor gol que marco en Colombia fue una chilena ante el Cúcuta y ese día no
fueron las cámaras de televisión para mostrar el gol. La revista del América
tuvo que mostrar el gol haciendo un dibujo de la jugada.
Sergio
Daniel Martinez
Debutó en el
club Defensor Sporting (Uruguay) el 16 de octubre de 1986 contra Central
Español 1-1 por el Campeonato Uruguayo. Club donde también realizó las
inferiores y actuó como profesional durante cuatro años (1986-1990). Luego pasó
a Peñarol (Uruguay) donde marcó 20 tantos, hasta que llegó a Boca Juniors
(Argentina) en 1992, donde anotó 87 goles (séptimo goleador en la historia del
club) y se consagró campeón en un campeonato local y una copa Sudamericana.
Continuó su carrera en España, jugando para el Deportivo la Coruña desde 1998.
Hasta que pasó a el Nacional (Uruguay) en el 2000 donde jugó hasta su retiro en
el 2001 ganando los títulos de Primera División en ambas temporadas.
Martínez
jugó 35 partidos con la Selección Uruguaya y marcó 5 goles.[1] Fue campeón de
la Copa América en 1995 en cuya final marcó el gol decisivo en la definición
por penaltis frente a Brasil. También participó en la Copa del Mundo de Italia
90
Diego
Armando Maradona
Aunque
Maradona ya había recibido anteriormente ofertas para jugar en otros clubes,
recién en 1981 se encontraba decidido a abandonar Argentinos Juniors. La oferta
más importante la había realizado River Plate, quien además le ofrecía ganar el
mismo dinero que el jugador mejor pago del club, Ubaldo Fillol. Sin embargo
Maradona quería ser transferido a Boca Juniors, un club que pasaba por una mala
situación económica y no se encontraba en condiciones de comprar su pase.
Finalmente fue cedido a préstamo por un año y medio a Boca, club que se reservaba
la opción de compra.[25]
El contrato
se firmó el 20 de febrero y debutó dos días después, nuevamente frente a
Talleres. A diferencia de su debut con Argentinos, esta vez se desquitó y, con
dos goles suyos, Boca superó a su rival por 4:1. Maradona jugó ese partido
infiltrado, ya que durante el último entrenamiento con Argentinos había sufrido
una molestia muscular en su pierna derecha. Sin embargo continuó jugando hasta
que el 8 de marzo se le detectó un pequeño desgarro, que lo alejó de los
estadios hasta el 29 de ese mes. Días después de su recuperación, el 10 de
abril, jugó su primer superclásico frente a River, en La Bombonera. El partido
se disputó una noche lluviosa y terminó con el triunfo de Boca por 3:0, con dos
goles de Miguel Brindisi y uno de gran calidad de Maradona, en el que dejó por
el piso a Fillol y Tarantini con sucesivos amagues y gambetas.[26]
Blas
Armando Giunta
Blas Armando
Giunta seguramente es considerado como el ejemplo del futbolista que se
convierte en ídolo sin más atributos que su corazón y, por qué no, su órgano
reproductor (por no utilizar otros términos y caer en el chiste fácil). Jugando
como cualquier hincha, con fuerza (para poner la pierna), amor (para con sus
colores) y odio (el que le tenía a sus rivales) Giunta tranquilamente puede ser
nombrado como uno de los tres mejores mediocampistas centrales de la historia
Xeneize. Lo que demuestra y fundamenta a la perfección lo sabio de aquella
frase que reza: “el esfuerzo es tan o más importante que el talento”.
Sus frases
favoritas eran "al hueso" y "la pelota o el jugador, las dos
cosas jamás"
Antonio
Rattin
Nació en el
partido de Tigre, Provincia de Buenos Aires, y vivió un tiempo en Carapachay,
partido de Vicente López, ya retirado del futbol. Desarrolló toda su carrera
deportiva en Boca Juniors, club en cuyas divisiones inferiores ingresó en 1955
proveniente del Club Atlético Tigre donde se probó y jugó algunos partidos. En
Boca debutó en Primera División en 1957, con apenas 20 años de edad. Medio
volante de grandes condiciones físicas, con Boca consiguió cuatro títulos del
Campeonato Argentino (1962, 1964, 1965 y 1969).
Fue
internacional con la selección nacional de la Argentina en 32 partidos,
incluidos los correspondientes a dos ediciones de la Copa del Mundo, las
disputadas en Chile (1962) e Inglaterra (1966). Precisamente en esta Copa del
Mundo jugaron el equipo local, Inglaterra, contra la Argentina. En este partido
el árbitro alemán expulsó del campo de juego a Rattín. Ante las protestas del
equipo argentino -que no entendía los motivos de la expulsión y pedía un
traductor- el partido estuvo detenido alrededor de diez minutos, hasta que
Rattín abandonó el campo, no sin antes estar sentado varios minutos en la
alfombra roja destinada a la Reina.[1] Esto obligó a la FIFA a implantar el uso
de tarjetas a los árbitros.
En sus
primeros meses en Boca, Maradona sufrió varios inconvenientes. En un principio
la relación con Silvio Marzolini, al igual que con muchos de los entrenadores
que lo dirigieron, no era del todo buena ya que no le brindaba las mismas
prerrogativas que poseía en Argentinos, y tenía ciertas exigencias, en cuanto a
concentraciones y entrenamientos, que Maradona no soportaba. Además, el equipo
sufría presiones de La 12, la barra brava de Boca. En una ocasión, tras empatar
cuatro partidos en forma consecutiva, el jefe de la barra José Barritta,
apodado El Abuelo, ingresó armado junto a varios integrantes de la hinchada
para exigirles mejores resultados.[27]
A pesar de
estas presiones, el equipo logró hacer una buena campaña. El 9 de agosto, una
fecha antes del final del Metropolitano de 1981, Boca tenía la posibilidad de
consagrarse campeón si conseguía un empate frente a Rosario Central, en
Rosario. Sin embargo, el partido, en el que Maradona erró un penal, terminó con
un triunfo de los rosarinos por 1:0. La revancha sería una semana después
frente a Racing Club de local, encuentro que terminó 1:1 y le brindó su único
título conseguido en el fútbol argentino.
El
Campeonato Nacional de 1981 fue un fracaso, ya que el equipo cayó en los
cuartos de final frente a Vélez Sarsfield. Esta mala actuación se debió a la
gran cantidad de partidos amistosos que disputaba Boca para mejorar su
situación económica, que terminaron agotando a los jugadores. En enero de 1982
se disputó el Torneo de Verano, donde Maradona jugaría sus últimos encuentros
en Boca ya que luego debió concentrarse con la selección para el Mundial de
España. El último partido fue el 6 de febrero frente a River, el que finalizó
con una derrota. Se alejaría de Boca Juniors jugando 40 partidos y convirtiendo
28 goles.
La
preparación para la Copa Mundial de Fútbol de 1982 incluyó una concentración de
cuatro meses. Antes de comenzar el Mundial, el pase de Maradona al FC Barcelona
ya se había concretado, por lo que en Cataluña existía mucha expectativa por el
rendimiento del jugador Argentino. Esa misma expectativa existía en la
Argentina con la selección, ya que los logros obtenidos en el Mundial anterior
y en el Mundial Juvenil entusiasmaban a los fanáticos del fútbol.
El
seleccionado argentino debutó el 13 de junio frente a Bélgica, en Barcelona. El
primer partido terminó con una derrota por 1:0 en el estadio Camp Nou, en
Barcelona. El segundo partido fue un triunfo por 4:1 frente a Hungría, donde
convirtió sus dos primeros goles mundialistas. El triunfo por 2:0 frente a El
Salvador, por el último partido del Grupo C, significó la clasificación de la
selección argentina a la segunda ronda.
La segunda
ronda se encontraba constituida, en ese entonces, por una fase de cuatro grupos
cuyo ganador clasificaba a las semifinales. El Grupo 3 estaba integrado por la
Argentina, Italia, quien se adjudicó el torneo, y Brasil. El primer partido se
disputó el 29 de junio, y fue una derrota por 2:1 frente a Italia. El segundo y
último partido fue otra derrota por 3:1 frente a Brasil, encuentro en el que Maradona
fue expulsado tras pegarle una violenta patada a Batista. De esta forma
Argentina fue eliminada del mundial, defraudando las expectativas que existían
en el país.[28]
Angel
Clemente Rojas
Uno de los
máximos ídolos del club, un jugador exquisito, un hombre provocador y rebelde.
Ángel Clemente Rojas fue adorado y mimado hasta límites insólitos cuando estaba
en su buena hora y fue alentado y perdonado cuando su dejadez atlética lo
condenó a un ocaso lento e inevitable.
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